Por Miguel SOLANO
El mundo académico cree que la palabra suerte viene del latín sortis y se refería a una división de tierra de trabajo. No todas las tierras son iguales. Unas tierras son más productivas que otras y de ahí su sentido de fortuna y la palabra sorteo. Así que cuando te dicen “buena suerte”, te están diciendo “buena tierra”.
En el campo político, en el militar, en el mundo de los negocios, se dice que un general, un gerente o un líder tiene buena suerte cuando se produce un “encadenamiento de los sucesos, considerado como fortuito o casual”, es decir, que son hechos no incluidos dentro del plan estratégico. Aparecieron por impulso de la fortuna. Fue célebre la frase de Julio César al decir “La suerte está echada”.
Desde el 1994 hacia acá el político dominicano del cuál se puede decir que ha sido el gran beneficiario de la buena fortuna ha sido Leonel Fernández. Ha tenido pequeñas sequías, periódo durante el cual ninguna margarita ha crecido, pero¿qué clima no las tiene?
Lo primero es que sus adversarios siempre lo consideran un competidor sin lomo. Cuando se vienen a dar cuenta de su error ya el León tiene la presa entre sus garras. El último de esos viejos errores lo han cometidos Luis Abinader y Danilo Medina. Danilo, y puedo decirlo con conocimientos de causas, estructuró todo un diseño orgánico, estratégico y táctico para aplastar, por y para siempre, a Leonel Fernández, pero la buena fortuna del León llamó, oportunamente, al cáncer de próstata.
Luis Abinader, el PRM, diseñó su mundo táctico en dos direcciones:
1- Permitir que Danilo y sus socios en el PLD se comieran a Leonel Fernández y su Fuerza del Pueblo.
2- Asegurase de que el PLD no se recuperará a un nivel tal que representará un peligro de regreso, sino que fuera lo que en el campo electoral se conoce como “el buen perdedor”.
De esa táctica había un precedente histórico. En la campaña para las elecciones de 1996, Leonel lo explicó cómo el Sándwich, diciendo que en 1994 el PLD había quedado atrapado entre el kechut y la mayonesa. El pueblo entendió bien la metáfora.
Abel Martínez sataniza su suerte echándole a otros la culpa de su mala suerte. Y como la suerte es un oro caído del Cielo, cada acontecimiento que ocurre es para alejarsela. Cuando el Cielo no te favorece el único camino que te llevará al reencuentro con la luz divina es la montaña y los libros. Mientras menos lo entiendas, peor será para Abel. Sus últimas declaraciones han despertado el odio de todos los que aspiran a conseguir puestos en el congreso y lo ayuntamientos, pues todo saben que sin la unidad con la Fuerza del Pueblo, sólo le espera el fracaso y la ruina económica.
Con la suerte, Leonel tiene ahora su romance en paz. A un año de la contienda electoral el juego está absolutamente polarizado entre Luis Abinader y Leonel Fernández, con la salvedad de que Luis Abinader no ha dicho que va. Y el mundo político cree que el PRM busca, desesperadamente, a un buen perdedor. Por lo menos, eso creen en Washington.